domingo, 9 de agosto de 2009

Hasta Siempre, THULE

Madrid, 9 de Agosto de 2009

...Y se acabó.
El día 9 ha sido una marathón: Desde las 03:30 a.m. en pie, a las 04:30 salida al aeropuerto ( En un Lincoln con alfombrillas de Cartier, pijos hay que ser, oye). Luego, casi 5 horas de vuelo en la infernal Iceland Express hasta Alicante y por último vuelo on-time con Iberia hasta Madrid.
En el camino, me quedé con las ganas de volver un invierno, a hacer algo que un Reykjavikeño nos dijo hacer cada año: En una noche despejada, subir con su familia a la poza caliente de las tierras altas del centro de Kjölur para, mientras se toman una copa metidos en la poza caliente, con -15ºC de temperatura exterior, mirar el cielo claro y observar las "Northern Lights", las Auroras Boreales.




¿Y qué impresión me ha causado Islandia, la mítica Ultima Thule, la tierra de vikingos, helada, y ardiente a la vez, desolada y riquísima?. ¿Qué esperaba y qué encontré?. Insistentemente me preguntaban antes de ir: ¿Y qué se te ha perdido allí? ¿Y allí que hay?. Lo mismo tenían razón los que decían que sería un lugar feo, por el simple hecho de no tener árboles o gozar de un clima de malo a muy malo...
Pues no, no tienen razón. Es un país que ha superado todas nuestras expectativas. Al menos, las mías ampliamente.

Y de los tópicos que había oído antes del viaje, algunos se han confirmado. Otros, en absoluto:

Es un país carísimo: El alcohol es prohibitivo, así que es el paraíso de los abstemios. La gasolina está igual que en España; comer es algo más caro y mucho peor. El alquiler de vehículos es muy caro, especialmente si son todoterrenos, y el alojamiento es caro y regular. Se paga sobre todo el tener baño en la habitación. Sin embargo, todo esto hace un año no era caro, sino imposible. Así que, con todo, es el momento de visitar Islandia.

Los islandeses hablan perfectamente inglés: Es cierto. No todos, pero prácticamente es imposible encontrar a alguien que no lo hable con un nivel medio. Solo hemos dado con dos personas que no hablaban nada de inglés. En el peor momento, eso sí. Cuando más lo necesitábamos.

El tema del castellano es también algo curioso: Ahora se trata de la segunda lengua que aprenden los islandeses, tras el inglés. Y aparte de la cajera de Akureyri, que hablaba mejor catalán que español, del autoestopista (alemán) que recogimos en Vik y que había vivido 3 meses en Sevilla y pensaba volver a acabar estudios en España, o el conductor del bus que nos echó una mano arrancando el coche, dimos con la dueña de una tienda que hablaba perfecto castellano. Y la empleada de National, que estaba aprendiendo en el instituto y entendía las burradas que decíamos, inconscientes de ello...o la chica modelna que nos recomendó restaurante, que no hablaba pero entendía.

Es peligroso por el aislamiento : FALSO. El nivel de las comunicaciones está tan desarrollado que los móviles tienen cobertura en los lugares más insospechados, sin población en decenas de kilómetros a la redonda. Incluso internet es accesible desde granjas absolutamente alejadas de poblaciones. De hecho nos dijeron en una de las granjas que como mucho tardaban 2 días en dar una conexión ADSL, por lo que, lo que el aislamiento geográfico quita, la tecnología lo suple en parte.

Si nosotros no sabemos nada de los islandeses, ellos tampoco saben nada de nosotros: FALSO
Los islandeses se curan la depresión con el sol de Alicante. Nos dijeron que muchos islandeses tienen una segunda casa en ¡¡Torrevieja!!. Ellos,dicen, suelen venir en invierno. Un taxista ya había estado dos veces este año. Otros en Akureyri nos dijeron cómo les sorpredió comprobar que en Madrid hacía frío en las mañanas del invierno.... Los más habían estado en Barcelona, o en Canarias... y cómo no: lo saben TODO de nuestro fútbol: el Real Madrid, su alineación, la visita al Bernabéu...¡¡ Se lo saben todo!! ¡¡Y del Barça, también!.


En Islandia se come mal y caro: Cierto. Tampoco en todas partes, claro está. Pero fuera de Reykjavik es muy difícil tan siquiera encontrar dónde comer algo diferente a un perrito caliente o unas gominolas ( que venden a cascoporro en las gasolineras). Eso sí, su gastronomía local incluye delicatessen como el tiburón podrido durante meses bajo tierra, de fuerte olor a amoníaco que rechazan hasta las aves cuando se desentierra accdientalmente; o el pescado seco, que a mi me gusta, o la cabeza de cordero hervida. Otras cosas, como el Skyr, (su yoghourt particular), el pan plano, la sopa de cordero, el bacalao o las fabulosas cigalas de Höfn, conceden el perdón a la cocina islandesa.

Foto: Ms. Félixdöttir

En Islandia son muy ecologistas: Asín asín. En cuanto a lo de las energías renovables, lo son al 100%. En cuanto a reciclaje, hay más puntos de reciclaje que habitantes. Y los Parques Nacionales están perfectamente preservados... pero, por otra parte, se comen a los Puffins y matan ballenas. Lo primero indigna especialmente a la señorita M. Felixdöttir. También son aficionados a decorar recepciones de hoteles y restaurantes con bichos disecados. Cosa de muy mal gusto. La señorita Felixdöttir casi sufre una crisis nerviosa cuando comprobó que unos "realistas" muñecos de Puffins que vendían en una tienda no eran "muñecos"... Y luego está lo de los 4x4, que son tan contaminantes... pero los necesitan para poder vadear los ríos y transitar las "autopistas" de interior...


Los islandeses son fríos y sin humor: PSI PSA. Son más bien tímidos o poco expresivos. Pero son sumamente amables. Sin tonterías, eso sí. Y si no tuviesen sentido del humor no venderían como souvenir, a unos 7 Euros, botes de 250 cl. de aire puro islandés... que tiene fama de ser el más puro y poco contaminado del mundo.

En Islandia hay más ovejas que personas: No las he contado, pero definitivamente, sí que hemos visto más ovejas. Y hay que decir que son trasnochadoras ( en verano) y un poco tontas o sordas, porque no se apartan de la carretera hasta que no estás encima de ellas. Y entonces, solamente entonces, salen despavoridas diciendo looobbooooo, loobooooo!!!.
Es un país para aventureros o deportistas: Hay mucho viajero a pie o en bici recorriendo toda la isla. Y no solamente las rutas de trekking. Debe ser durísimo. Cuando tú estas hasta los pelos del 4x4, ves a un par de ciclistas, impermeabilizados de arriba abajo, que van haciendo tu ruta en sentido contrario.... y con el viento en contra... Hay aventureros pa tó. Sin llegar a estos niveles de sufrimiento, se pueden hacer rutas imponentes.
...VOLVERÉ.

viernes, 7 de agosto de 2009

Día Noveno: Relax y masas

Reykjavik, 7 de Agosto de 2009


Hoy se puede decir que cerramos el círculo: Volvemos a Reykjavik.

Y lo hacemos desde nuestra cabaña en Geysir, tras desayunar en un comedor con vistas al Géiser, embobados, casi sin hablar, más pendientes del fenómeno y sus sacudidas periódicas que de la comida (más de uno, en plena explosión se habrá comido la mano en vez de la tostada). Hipnotizados aún por tan singular fuente, partimos rumbo a la punta sudoeste, muy cerca del aeropuerto, para darnos un capricho en el Blàa Lonid.

El Blaà Lonid (Blue Lagoon ) sí que es el mayor atractivo "turístico" de la isla, frecuentado por los nativos fundamentalmente, sobre todo en invierno. Se trata de un SPA natural, inmenso, de aguas azuladas, entre lavas negras y con propiedades curativas para psoriasis y otras afecciones dermatológicas. Pero sobre todo, para relajar al visitante que ha estado en alerta constante, disfrutando de las sorpresas que la isla le ha ido regalando, causándole una variante geo-natural del Síndrome de Stendhal. Aquí, la propia isla ofrece la curación (pasando por caja, eso sí).

El Lugar es un complejo inmenso, con clínica, hotel y la propia laguna, junto a una planta geotérmica, de la que se aprovechan las aguas tras haber cumplido su función de generar energía.


El encanto del sitio es que, en un día gris y frío -en invierno debe ser alucinante- uno sale semidesnudo a este lago azul claro, de colores tropicales pero humeantes, y ecuentra aguas calientes, sumamente placenteras, salinas y con zonas a diferentes temperaturas. En varias zonas del lagoon ponen cajas con fangos fríos ricos en sílice, para hacerse mascarillas faciales. Son fangos blancos, como una cola de carpintero, de textura muy agradable, que se aplica en

grandes cantidades y que tras secarse dejan la piel absolutamente suave. El agua, por su salinidad, confiere mucha flotabilidad, así que el placer se duplica si te tumbas y te dejas llevar.

Tiene sus "saunas naturales" en las orillas, su cascada para el masaje dorsal, y una zoa más exclusiva, donde aplican masajes en camillas flotantes sobre el agua. Esto sería el paraíso de la señorita BCPG.

Fácilmente se te pasan 3 horas en estas piscinas descomunales. Y mucha gente lo hace justo antes de la salida de su vuelo. Tan cerca está del aeropuerto que muchos lo planifican así. Y como los islandeses son más listos que el hambre, disponen de consignas para dejar el equipaje.

Evidentemente, el Blue Lagoon (www.bluelagoon.com) vende sus propios productos cosméticos, lo que tal vez sea su mayor negocio: mascarillas, cremas de manos, de cuerpo, sales...todo a precios nada populares. Aún así, Blue Lagoon y 66º North, son las marcas islandesas por excelencia.

Salimos relajados del Blàa Lonid para pasar una larga tarde de visita, compras y encargos por Reykjavik, pero la tarde se hizo cortísima: La señorita Angeldöttir, que en España disfruta de un coche muy sofisticado que se lo hace todo, olvidó apagar las luces de nuestra fiel máquina correcaminos. Así que nos encontramos con el tiempo justo para devolverla a la casa de alquiler, que estaba a 45 kms. de distancia. ¿Qué hacer?. Pues lo que haríamos aquí: Ver si alguien tiene unas pinzas para arrancarlo. Pero estos islandeses, auque amables, son pelín reservados de primeras. Y contábamos con que nos dejarían con nuestros problemas. Craso error, juzgarles tan alegremente: 5 conductores de autobús, movidos por uno de ellos que hablaba español, amablemente empujaron el monstruo y pudimos llegar felizmente a la capital.


A primera vista la verdad es que Reykjavik no tiene casi interés. A segunda vista tampoco demasiado, pero hay una zona infinitesimal que tiene su encanto. Y parece que bastante marcha y moda.

Alrededor, la ciudad se extiende por barrios anodinos de edificios muy racionalistas, con la "perla" (5 depósitos de distribución de agua coronados por una gran cúpula habilitada como restaurante panorámico) dominando la ciudad desde una colina.

En el centro, un dédalo de calles cerca del puerto, tienen alguna que otra casita pintoresca, de colores vivos.
Y la calle más comercial, Laugavegur, que no es más ancha que la calle Fuencarral de Madrid, pero con casas de dos pisos,


está jalonada de tiendas y locales de moda, pequeños, con un toque "indie" que le dan mucho encanto.

En esta calle hay un local muy "arty", el Boston, perteneciente a Björk. Y un antro, en una chabola blanca frente a una gran pintada, que también fue suyo, hoy cerrado:


Reykjavik, dicen, tiene fama por su vida nocturna absolutamente frenética, con pequeños clubs que se abarrotan de medianoche a 6 de la mañana. Y, cosa que no acabo de creerme, dicen que los ingleses fletan aviones para pasar el fin de semana de marcha en la ciudad. La Ibiza Septentrional acabarán llamándola. Al tanto.

Hay detalles "marcianos" o "modelnos" en toda la zona: Junto a los locales de moda, en una calle lateral, encontramos lo que parecían ser unos vecinos que vendían su ropa vieja en la puerta de casa, en un mercadillo improvisado:


Otra cosa que llama la atención es una librería-cafetería, muy grande, donde la gente pasa el tiempo leyendo los libros que están en venta, mientras toman un café. Luego, que compren el libro o no, es otra cuestión. Lo curioso es que la librería es casi un lugar de reunión o de recreo.

Superada mi tentación de un menú de "Puffin" que vimos anunciado, cenamos en un local a medio camino entre restaurante y bar de copas, que nos recomendó una islandesa muy joven y a la moda: El Vegamót. Cenas hasta las 23:30. Copas hasta las 06:00, como muchos locales de Reykjavik. La clientela joven y guapa como nosotros ( todos de negro, muy a la moda, con algún toque gris). Tal vez nuestras botas y nuetros forros polares de carrefour los consideraron grunge o smart casual y causamos sensación ¿o es que nos miraban mal?. http://www.vegamot.is

El Vegamót es tan famoso por su cocina, nada cara por cierto, como por sus cócteles a base de Vodka, que dicen que son los mejores de la ciudad. Dado el precio del alcohol en Islandia, nuestra maltrecha economía y el vuelo infernal que debíamos coger al día siguiente, nos quedamos cenados y contentos sin necesidad de Vodka. A propósito: si alguien va, la tarta de manzana está buenísima. Y el rape también.

jueves, 6 de agosto de 2009

Día Octavo: Tiramos por el camino de enmedio

Geysir, 6 de Agosto de 2009.

Lo que digo es literal: Para evitar rodear el Oeste de la isla siguiendo "la carretera" ( la única en Islandia que merece tal apelativo), hemos decidido tirar por el camino de enmedio, es decir, atravesando el país de Norte a Sur por la que denominan "autopista interior"; la ruta de Kjölur.

Se trata de la ruta interior más concurrida del país. Está abierta un par de meses al año y es
muuuucho mejor que la otra, la de Spregisandur, en la que hay que vadear muchos ríos y algunos con cuerdas de seguridad. Aquí no hay más que sortear pedruscos, charcos, ovejas y
violentos vientos...

Para ser la ruta más popular nos ha llamado la intención el peaje de entrada y salida: La carretera en un par de puntos, está cerrada por unas verjas que dan bastante que pensar, máxime cuando no ves que nadie más que tú pase por ese lugar.

Portera de Entrada

Portera de Salida

Hemos tratado de esperar a que pasara alguien, pero eso es como esperar la lluvia en Agosto en el desierto de Almería. Así que hemos abierto la verja, hemos tirado pá alante, y hemos cantado nuestros cedés, con mucho Antony y mucha canción trágica, por aquello de que podíamos ver nuestro fin próximo. Yo no he querido decir nada, por no meter miedo, pero he pensado que nos metíamos en un campo minado, o en un campo de maniobras del ejército aliado. O simplemente, que habíamos picado y acabábamos de entrar, sin quererlo, en un experimento de propagación de virus oveja-hombre en entornos hostiles.

Pero cuando ya llevábamos una hora metidos en el desierto septentrional, hemos dado con el único islandés que no habla inglés de todo el país. Gracias a Dios que su mujer ( o lo que fuera) amablemente nos supo decir "right" y "left" y "yes" y "no", cuando le balbuceamos el nombre (islandés) de un lago en el que creíamos estar. Haciendo mohínes nos dijo que estábamos en el camino correcto y nos dio la espalda, que no estaba ella para perder el día.

Y como de nuevo no hay mal que por bien no venga, hemos sacado partido del hecho que estos señores tuviesen unos fabulosos caballos islandeses, por lo que pudimos echar unas fotos, como estas:

Estos caballos de pura raza islandesa son robustos, preparados para subir rocas ( y supongo que con forro polar, cortavientos y Gore-Tex).


Ya los habíamos visto en un entorno más doméstico, el segundo día del viaje y reparamos en el aspecto sumamente nórdico que tienen, con ese flequillo generalmente rubio, cortado a tazón, cual miembro de Abba, o Raffaella Carrá en sus tiempos mozos:


Así que después de una hora de piedras, pudimos constatar en un cartel que nos quedaban 149 kms de penalidades en la famosa ruta, por otra parte espectacular, aunque no al nivel de Landmannalaugar. La carretera está flanqueada por el segundo y tercer macizo glaciar mayores del país, y atraviesa llanuras inmensas absolutamente deshabitadas. Solamente un punto del camino tiene un lugar de reunión masificado, según las guías: Hveravellir, Un pequeño campo geotermal muy chulo, entre los campos glaciares de Langjökull y Hofsjökull, a 672 metros de altitud. Tiene lagunas con aguas a 100 grados de temperatura, donde la gente se puede bañar gracias a conducciones de agua fría con que lo mezclan en determinados sitios. El campo, además de estos manantiales, tiene fumarolas que echan gases a gran velocidad mientras suenan como sopletes de fontanero. Y una vista infinita de las montañas y el altiplano, con un viento helado. Dicen que Islandia se va a ver invadido por hordas de turistas. Y que la laguna más cercana al "parking" en este punto, ya empieza a estar abarrotada de gente: Es cierto. Nosotros por lo menos vimos a dos personas ocupando la charca en la horita larga que pasamos en el lugar. Esto es el fin del paraíso perdido islandés. Al tanto, pero de seguir así, acabará siendo el Benidorm del Ártico.
Qué diría hoy el bandido más famoso de Islandia, el Luis Candelas de Kjölur, que anduvo
perdido por estos lares durante 2 largos años (porque, digámoslo claro, la pasma no iba a pensar que fuese tan tonto como para venirse a vivir aquí, con un frío de pelotas, un viento que ni en Tarifa y un olor a huevo podrido que tira de espaldas. Además, tampoco tenían ganas de darse la paliza para subir a buscarlo). Él, que sobrevivió comiendo ovejas cocidas en las pozas hirvientes, sube hoy y ve a dos turistas suizos bañándose en "su cazuela" y prefiere volverse a la tumba, el pobrecico.

Luego de una comida frugal a base de pescado seco (que sí, que me ha gustado el HARDFISKUR y me he pasado del jamón ibérico al lomo de bacalao secado al aire) y mucho pan islandés, hemos continuado la ruta, que prometía ser corta ya. Dos horitas más han sido, con un derrape del todo terreno que ha sido hábilmente controlado por mi menda, pero que nos ha dejado casi a dos ruedas.


Y hemos acabado en Geysir, embobados de nuevo con el Géiser de Strokkur y sus arrebatos periódicos, que le hacen elevar su columna de agua hirviente hasta los 35 metros de altura. Su hermano mayor, Geysir, se agotó a principios del siglo XX, aunqe de vez en cuando despierta, la última vez en 2000, con una erupción del volcán Hekla. Este llega a los 80 metros de altura y el fenómeno natural adopta su nombre de él. Estamos alojados enfrente del campo geotermal, con su geiser y sus fumarolas, sus lagunas hirvientes, su olor a huevos podridos, que vamos a echar de menos cuando lleguemos a Madrid... en fin, un buen sitio para despedirse de la naturaleza de esta soberbia isla, tradiconalmente asociada a la "Ultima Thule" ya descrita por los turistas
griegos clásicos.
Mañana un poquito más.




miércoles, 5 de agosto de 2009

Día Séptimo: El Templado Norte

Sauðarkròkur, 5 de Agosto de 2009.

Hacia el año 1000 de nuestra era, a Porgeir, líder de la región de Ljosavàtn, la asamblea de Thingvellir, del que era miembro, le encargó que estudiase si los islandeses deberían abrazar la religión cristiana.

Cuando tomó su decisión, a favor de la nueva religión, y el parlamento la adoptó,él se propuso dar ejemplo tirando todos sus estatuas de dioses paganos a unas cataratas de la región, que desde entonces adopatron el nombre de Goðafoss (cascada de los dioses).


Estas son las cascadas en cuestión, de no más de 12 metros de altura, de imponente fuerza y situadas en un paraje idílico


...aunque más bien fresquito:




Después de dar un paseito por las cataratas y su río de aguas bravas y gélidas, un poco de pescado seco con coca-cola y un repostaje...



...hemos salido en ruta a la capital del norte, Akureyri, que es la primera "ciudad" real que vemos. Tiene fama por su buen clima, templado, a pesar de estar a solo 40 kms del Círculo Polar Ártico.


Los Akureyrienses ¿o será Akureyranos? ¿o Akureyreños?. Bueno, decía que los de Akureyri presumen de que en su ciudad hace menos frío que en Reykjavik. Pero la verdad es que no todos son de la misma opinión: hemos dado con una cajera de supermercado que habla perfecto catalán y correcto castellano, que nos ha dicho: "paso de estar aquí, yo me vuelvo pa Valencia".

Pues la ciudad tiene fama merecida porque hemos disfrutado de su paisaje, en el fondo de un majestuos fiordo, el Eyjafjörður, amplísimo y de altas montañas que le sirven de protección . Realmente hemos experimentado en ella el primer día de sol en el norte.


Y además se nos ha hecho raro observar la primera calle comercial que hemos visto en Islandia: por lo menos 150 metros de calle con una docena de tiendas y un curioso cine Art-Decó de 1929 aún en uso. Poco más. Eso sí, en las dos tiendas de souvenirs nos hemos dado cuenta que estos islandeses tienen sentido del humor y se conocen bien: Venden camisetas con mensajes como: "PERDIDO EN ISLANDIA" ¿Hay alguien ahí? o "Islandia: Buen tiempo y Cerveza barata, ¿Acaso se puede pedir más?. "



Otro punto fuerte de la ciudad es que, a las afueras, tienen un Outlet de la marca 66º North.

Se trata de una marca de ropa de trabajo y de ropa técnica para el frío invierno, que hace anuncios muy impactantes para promocionar la calidez de sus prendas. Su slogan es: "66º North Iceland, manteniendo caliente a Islandia desde 1929" y sus anuncios presentan a gente bien abrigada, con cara de muy pocos amigos, en entornos climatológicamente muy hostiles y textos como: "Aprende de una madre islandesa: otras niñas se quedarían en casa a jugar con sus barbies". El anuncio lo protagoniza la pobre niña, con cara de muy pocos amigos, obligada a jugar en la calle, gracias a que su mamá la viste con ropa de la marca.


Saliendo de Akureyri hemos pasado paisajes abiertos, verdes, un fiordo, un valle, amplísimo.


Luego hemos visto unas casas tradicionales hechas a base de turba compactada. Muy curiosa construcción, a la que luego añaden una simple fachada de madera. Pero el edificio entero está hecho de turba, por lo que parecen -y en realidad lo son- auténticas casas de cesped tapizadas hasta el tejado, como las casas de los Hobbits.



Se sitúan en un amplísimo valle infinito.





Atravesando el amplísimo valle de Öxnadalur y finalmente el Skagarfjördur, hemos llegado hasta nuestro alojamiento en Sauðakròkur, donde hemos hecho un poco el cabra para llegar a una remota playa de arena volcánica, frente a la islita de Drangey.



Nos hemos dado el baño de mar más septentrional de nuestra vida (bueno, nos hemos mojado las palmas de las manos, pero eso ya cuenta. Además lo hemos hecho a las 10 de la "noche" a pleno sol, como se puede comprobar:



Y ahora estamos en el comedor de una residencia de estudiantes vacía, que en verano usan como hotel. Algo tiene de parecido con el instituto retratado en Elephant, donde se mascaba la tragedia. La verdad es que los pasillos vacíos, el portero nocturno de andares y forma de hablar sombríos, hacen que esto parezca el set de rodaje de El Resplandor. Dormiremos con la navaja de picnic y el trípode debajo del colchón... Por si hay que defenderse. Si mañana no escribimos, es que hemos perdido.


martes, 4 de agosto de 2009

Día Sexto: El Infierno Islandés


Rauðaskriða, HUSAVIK, Norte de Islandia. 5 de Agosto 2009.


Cuenta una leyenda norislandesa que cuando Dios creó el mundo, el diablo sintió celos de lo bonito que le había quedado. Así que intentó fastidiarle el invento apagando el sol orinando sobre él. Pero no lo pudo apagar. Sin embargo, el orín cayó en la tierra y formó el lago Myvàtn (traducción: "lago de las moscas"). Su nombre viene de la cantidad de insectos, especialmente moscas "mordedoras" que acompañan al visitante en una nube contínua.

Con estos antecedentes uno podría preguntarse: qué interés puede tener pasar un día en este pozo de inmundicia... Pues sí que tiene interés. Y mucho. Estamos en una de las zonas de volcanismo más activo de Islandia. Y se palpa desde el principio. De hecho ya por la mañana en nuestra cabaña, lo intuímos: El agua del baño es "natural", de las múltiples surgencias que hay en la zona. Y echa una peste a azufre que tira para atrás. Decía la Victoria Beckam que España huele a ajo. Yo digo que Londres huele a una mezcla de Curry y Gravy. Pues Islandia huele a huevo duro que tira para atrás.



El lago Myvàtn, todo hay que decirlo, nos ha decepcionado a primera vista. Nada especial. Parece un lago en una llanura, con los anunciados pseudocráteres bastante peculiares pero nada espectaculares, su pueblo ( aquí, una gasolinera ya se considera pueblo) asentado sobre una reciente colada de lava... Sin embargo, alrededor del lago hay todo un parque temático del vulcanismo. Y no podía ser de otro modo, porque en esta zona tan activa, desde 1975 hasta 1984, en que se produjeron 9 erupciones , una por año. Y con una inmensa cámara magmática a unos 3 kms. de profundidad, las manifestaciones geotermales son abundantes. De hecho hay una enorme central de generación eléctrica a partir de la energía geotérmica.


Nosotros hemos empezado abriendo boca con un recorrido por la gran fisura de Grjotagjà, perfectamente abierta, como una pieza de barro resquebrajada en la cocción, que a lo largo de varios kilómetros muestra actividad geotermal remanente, en forma de fumarolas y el consabido olor a huevo islandés.



Luego hemos ido a ver Hverir, un campo de barros hirvientes y fumarolas enormes que, al salir suenan como una locomotora de vapor o 100 ollas a presión juntas. Olor a azufre por doquier:


HUEVO DURO:



HUEVO POCHÉ:



HUEVOS REVUELTOS:


También hemos visto un cráter inundado, el de Stóra-Viti, y otro de altura considerable que hemos subido para admirar unas vistas de todo el entorno. Este cráter tienen 1 km de diametro.

Y lo más impresionante de todo ha sido un paseo de un par de horas por el área de la montaña de Leirhnjúkur. Es el mejor lugar para imaginar lo que fueron "los fuegos de krafla", esas 9 erupciones de los años 70-80.: Aparte de barros sulfuros en


un lago de colorido espectacular, se pasea entre cráteres y una colada de lava reciente, inmensa, que se extiende hasta el horizonte. De un negro intenso, y colonizadas por liquenes en las zonas donde el vapor de agua surge de manera


permanente. De nuevo un paisaje más propio de la Tierra Media que de este mundo real: Negro, y jalonado de peligrosas bocas que escupen fuegos y gases provinientes del aliento de un dragón,...


Hemos acabado entre los pseudocráteres del lago Myvàtn, tratando de quitarnos las moscas de encima. Hemos aguantado poco. Han ganado ellas. Y aquí estoy, después de una cena frugal, relatando para no olvidar lo que hoy nos ha acontecido en tierras extrañas, pero que muy extrañas.