martes, 4 de agosto de 2009

Día Quinto : El Norte del Norte

Rauðaskriða, HUSAVIK, Norte de Islandia. 4 de Agosto de 2009.


Aquí estamos, Luis Juliosson, Yoli Angeldöttir y Merche Felixdöttir (así nos tendríamos que llamar por ley si decidiésemos quedarnos a vivir aquí) en el norte de Islandia, prácticamente tocando el círculo polar ártico. Y se nota, porque aquí el cielo nocturno es algo más claro que en el sur. Las noches son más blancas. Y hemos comprobado que aquí las ovejas trasnochan. Es decir, que a las 11 de la noche, a plena luz, siguen pastando. Los pobres animales deben tener estrés laboral.


Hoy hemos partido de Egilstadir en dirección Norte, por el valle del Jokurdalur y el páramo de Jokurdalsheidi, una zona verde, de matorral, extensa, que acaba en el altiplano de Modrudasoraefi, desierto volcánico de arenas negras y rojas con pequeños cráteres dispersos. Finalmente, hemos llegado al parque nacional de Jokulsa à Fjöllum, donde hemos empleado a fondo el 4x4 y hemos hecho un par de caminatas muy interesantes.


Este parque es fundamentalmente un cañón en basaltos, horadado por el río Jokulsa, el mayor del norte de Islandia y que nace en el inmenso campo glaciar Vatnajökul, cuyo extremo sur ya vimos el día tercero de nuestro viaje.


El parque merece una visita de un par de días, a pie y haciendo noche en un refugio o zona de acampada. Nosotros somos un poco perros y estamos mayores para pasar penalidades, así que nuestro 4x4 nos ha acercado a los senderos más bonitos, que hemos andado (no todos) con auténtico placer. El tiempo no acompañaba según parecía, pero finalmente hemos tenido un día cubierto, no demasiado frío y sin lluvia. Estupendo para andar, pero fatal para las fotos, que han salido bastante mediocres, sin contraste alguno... en fin, no se puede tener todo.


El cañón tiene unas altas paredes negras, basálticas, con alguna nota de color rojo


o algún cono diseminado y sobre todo, algunos saltos de agua fabulosos. Especialmente los dos primeros de Sellfoss, - una larga herradura con muchas cascadas laterales y un salto central muy caudaloso a cuyo precipicio uno se puede asomar con total libertad: Sin plataformas, cuerdas, pasarelas o miradores. Simplemente, la roca, el agua y la decisión propia.


Río abajo, a algo menos de dos kilómetros se ecuentra el mayor salto de agua de Europa: Dettifoss. Absolutamente impresionante. Más cuanto más cerca. Maravilloso, de una fuerza brutal.


Yoli nos tenía preparada la mesa cuando hemos vuelto al "campo base" para comernos nuestros pescados secos, nuestro jamón ibérico, nuestro pan ahumado islandés... mirando a la catarata.


Siguiendo el cañón, un mirador fabuloso sobre la tercera catarata: Hafragilfoss. También preciosa, tanto por la caída como por el entorno y los materiales que la rodean.


Por último, al final del cañón, vuelta hacia la cabecera por la orilla contraria, disfrutando como un niño al travesar charcos y más charcos de agua y barro sin miedo a encallar en ellos (es lo que tiene el 4x4...), para llegar a la herradura inmensa del cañón de Asbirgy y las rocas "mágicas" del eco, en Vésturdalur, que no son sino unas inmensas disyunciones columnares de basaltos con sus formas geométricas visibles, en todas direcciones. De libro de geología.

En detalle es esto:



Hemos salido muy tarde del Parque. Y camino de Husavik hemos visto la que es la segunda tienda de souvenirs que hemos visto en los 1300 kms. que llevamos recorridos. Es la de la foto, llevada por dos abuelas que tejen jerseys y preparan dulces caseros para venderlos, a precio de oro, en este puesto en medio de la nada.



Y como la meteorología de este país es totalmente imprevisible, al proseguir nuestro camino ha salido un sol espléndido que nos ha dejado ver el extremo norte de Islandia, tocando el círculo polar ártico, desde unos acantilados cubiertos de un verde brillante. Desde este mirador privilegiado se divisa también todo el Oxarfjordur, el fiordo ocupado por los sedimentos que el río Jokulsa. Arrastra desde el centro de la isla. En cinco minutos el sol ha desaparecido y nos hemos metido en una niebla espesa de la que aún no hemos salido.


Una prueba más de la presencia de la dorsal atlántica en supeficie es este fiordo de Oxarfjordur y todo el nordeste de la isla. Es zona de fracturas, vulcanismo... En 1976 la dorsal se hizo notar con fuertes seísmos, que destrozaron carreteras y edificios e incluso formaron un lago de dimensiones considerables, ya que se produjo una subsidencia de 2,5 metros en la zona que sería posteriormente ocupada por las aguas, formando el lago.


Husavik es famosa por dos cosas según las guías: Es la capital del avistamiento de ballenas y tiene un museo "del falo", donde muestran en formol falos de muchísimas especies animales. Y es que, igual que hay gente pa tó, también hay museos pa tó.


Hemos acabado el día cenado en Husavik, en un restaurante del puerto, mirando al mar y a las montañas nevadas que hay tras él, como si se tratara del canal de Beagle, frente a Ushuaia, la ciudad más austral del mundo según dicen los Argentinos y rebaten los Chilenos. Algo de Ushuaia tiene Husavik. Como diría la canción, Husavik es Ushuaia con más rubitas, Ushuaia es Husavik con más salero. ¿O era La Habana?. Creo que tengo que dormir. Bastante lío mental llevo ya hoy. Los años no pasan en balde. Han sido muchas emociones en un mismo día para estos ancianos viajeros.

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